“Los mochileros son consumistas" Entrevista Tom Vater

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Tom Vater, escritor y periodista experto en el Sur y Sureste Asiático, lleva viajando y viviendo durante más de 20 años por todos los rincones de Asia, unas vivencias y experiencias acumuladas que plasma con intensidad en todas sus novelas. En “Kathmandu, camino al infierno” su primer novela traducida al español y editada por Editorial XPLORA, Tom Vater nos sumerge en un alucinante viaje por la ruta hippie de los años 70, una historia frenética y desgarradora repleta de humor negro que entremezcla de forma brillante la vida de dos generaciones de viajeros con la mítica ruta hippie como telón de fondo.

En esta interesante e inspiradora entrevista, Tom Vater nos habla desde los entresijos de su novela hasta sus experiencias como escritor de viajes y reflexiona acerca la evolución de los viajeros y los viajes durante estos últimos años. Sin duda una visión muy interesante de un viajero experimentado.

 

¿Como surgió la idea de escribir “Kathmandu, camino al infierno”?

Conocí a un grupo de amigos que habían recorrido la ruta hippie en los 70 y habían cargado su furgoneta Bedford en Afganistán hasta arriba de drogas, que vendieron en Goa. Por casualidad descubrí que después de aquello no se habían vuelto a ver desde hacía más de 20 años y aquello me dio la idea para el guión.

 

Tengo entendido que como parte de tu investigación recorriste parte de la antigua ruta hippie ¿Fue la historia la que emergió de aquel viaje o el viaje de la historia?

Pasé muchos años viajando por Asia y el Medio Oriente a partir de los 90. Pasé un tiempo en Turquía, Irán, Pakistán y viví en la India a intervalos durante tres años. Nada de esto era con el propósito de investigar, al menos de una manera consciente, pero por supuesto que me alimenté de esas experiencias y la historia de “Kathmandu, camino del infierno” surgió de estos viajes.

 

¿Qué encontraste en el “camino”? ¿Qué queda de aquellos días?

No queda mucho de la ruta hippie. Hablé con propietarios de albergues en Pakistán e Irán que recordaban los viejos tiempos cuando gente extraña y sin lavar saltaban desnudos a los ríos locales, incluso en el valle de Swat en Pakistán. Hoy, los matarían de inmediato. Todo eso se lo tenemos que agradecer a la política exterior norteamericana y el fundamentalismo islamista. El mundo, el “camino”, ya no es tan libre como lo era, y menos aún ese camino.

 

¿Cuál es para ti la diferencia fundamental entre un turista y un viajero?

El viajero no sabe cuando regresará a casa.

 

¿Y entre un mochilero actual y aquellos que viajaban en los 70?

Muchas (si no todas). Los mochileros son consumistas. Muchos se aferran a sus guías y experimentan cosas que cientos han experimentado de la misma manera antes que ellos. En realidad no entiendo porque la gente joven viaje con mochilas por todo el Sureste asiático, pretendiendo que es una aventura, cuando los caminos por los que todo el mundo se mueve fueron establecidos hace décadas, cuando se mueven en grupos todo el tiempo y se alojan en los mismo lugares, comen la misma comida, ven las mismas películas y hablan con la misma gente. No hay nada que descubrir en las playas de Tailandia y pronto Myanmar será invadida por las mismas personas que se abalanzan sobre lo exótico como una plaga de langostas y devoran todo sin mirar nada.

El incesante alarmismo sobre “lo Otro”, así como la manipulación de la situación económica por los gobiernos occidentales ha convertido a los jóvenes en bastante menos aventureros que sus iguales en la década de los 70. El mantra de que las otras culturas son peligrosas y eso de que no habrá un trabajo para ti si viajas alrededor del mundo durante un par de años son muy fuertes, y son mentira. Chicos, los bancos están robando vuestras vidas antes de que hayáis empezado a vivirlas. Tomad el “camino al infierno”.

Hace un tiempo conocí a un viajero holandés que compró un caballo en Marruecos en los 70 y luego se dio una vuelta por África durante 3 años. Imagínate a los actuales portadores de tarjetas de créditos, dependientes de la Lonely Planet y adictos al Facebook haciendo algo similar.

Mi modesto consejo (ya que no he encontrado todas aquellas numerosas respuestas del desafío de la vida) es el siguiente: aprende las reglas antes de romperlas, y luego rómpelas. Haz tu propio camino. Deja de consumir. Enamórate locamente, haz locuras irracionales, contradice a tus iguales. Lánzate “camino al infierno” tan solo con un billete de ida.

 

Has viajado y vivido en Asia durante más de 20 años colaborando con diferentes medios escritos y guías de viaje. Durante todo este tiempo muchas cosas han cambiado, ahora viajar a cualquier sitio resulta mucho más fácil. ¿Cuál es tu impresión acerca de estos cambios? ¿Siguen existiendo sitios auténticos que no hayan sido pervertidos por la industria del turismo?

No estoy seguro de que viajar se haya convertido en algo más fácil. Sí, como he comentado anteriormente, algunos países como Tailandia se han convertido en una atracción turística y todo es fácil y relajado allí. Pero ahora mismo estoy en India, en la costa Este en un pequeño pueblo. No hay más turistas o instalaciones turísticas aquí de las que había hace 20 años. India no se ha convertido en un destino más fácil a excepción de los estados donde el turismo es una fuente de ingresos importante, como Rajastán, Kerala y Goa. Prueba viajar por las tierras yermas de Madhya Pradesh o a lo largo de las carreteras secundarias de Bihar.

Lo mismo ocurre con el país asiático del momento – Myanmar. Los turistas visitan Bagan donde viajar es tan fácil como en cualquier parte del mundo. Pero si te mueves unos pasos más allá de las rutas establecidas, Rakhine, Chin, el estado de Kayah o a lo largo de la frontera tailandesa, experimentarás un ambiente fascinante, aunque a veces positivamente hostil.

El escritor de viajes Paul Theroux dijo recientemente que la idea de que el planeta se está haciendo más pequeño es una ilusión. Los lugares cambian tanto para bien como para mal. Al final de los 90 pasé mucho tiempo en Pakistán e Irán. Esto sería mucho más difícil hoy en día. A mitad de los 90, crucé la frontera entre Tailandia y Camboya sin pasaporte a una tierra de nadie asolada por la guerra. Hoy en día, no queda nada de esto.

Theroux estaba en lo cierto –muchos lugares que fueron una vez accesibles son muy peligrosos en la actualidad –el menciona el río Congo. Y otros se están abriendo tras décadas de inaccesibilidad –el mencionaba Nagaland.

Deshazte de tus guías, iphones y tarjetas de crédito. Deja de mirar el mundo tras el prisma de la controlada industria de los medios de comunicación y habla con las personas reales y descubrirás que nuestro planeta es tan exótico, increíble, peligroso y bello como siempre. No en las playas de Tailandia, junto al lago en Pokhara o en un neumático hinchado en Laos. Tienes que viajar “camino al infierno”.

 

¿Cuáles son tus lugares favoritos de Asia?

Cuando viajo por placer más que por trabajo, intento ir a la India o a Oriente Medio. Adoro especialmente la costa Este de India. Calcuta es una ciudad fantástica y casi nadie va allí. La gente es amable, la comida es buena, es segura, dinámica y desafiante. Tiene buenas librerías también. En estos momentos estoy también soñando con África. Quizá el próximo año.

 

¿Y los peores lugares?

Cualquier lugar invadido por el turismo de masas.

 

Como escritor de viajes, ¿cuáles han sido tus experiencias más gratificantes?

Algunos trabajos han sido muy gratificantes. Tan solo tengo que hacer memoria. Tras 15 años de encargos a lo largo de toda Asia, todo se funde en una gran aventura.

Filmar un documental en el Maha Kumba Mela, la concentración de gente más grande del planeta, en India con mi hermano, el director de cine Marc Eberle, con 30 millones de personas en el día grande, fue increíble. Nos quedábamos dormidos riendo de alegría todas las noches. De hecho, India es el hogar de mi corazón. Hace unos años, conduje un todoterreno desde Delhi hasta Udaipur con el fotógrafo Luke Duggleby. En mitad del desierto de Rajastán, el coche se estropeó. Fue una experiencia increíble. Pasar una semana con Rajah Benerjee, el hombre que cultiva el té más caro del mundo (cerca de Darjeeling) fue también un gran momento. Entrevistar al famoso asesino en serie Charles Sobhraj en la prisión de Kathmandu fue otro momento destacado.

Trabajar con Thailand’s sacred tattoo masters durante una año para mi libro Book Sacred Skin (www.sacredskinthailand.com) con mi mujer, la fotógrafa Aroon Thaewchatturat, fue también magnifico, fascinante y una lección de humildad, una inmersión total en un mundo casi completamente oculto de espiritualidad y subcultura.

Y tan solo hace un mes, fue invitado al festival de escritores de Ubud en Bali para presentar algunos de mis libros (incluido “Kathmandu, camino al infierno”) donde conocí a John Pilger y cené con Nok Cave. Es una vida interesante.

 

¿En qué estás trabajando en estos momentos?

Actualmente estoy escribiendo la secuela de mi segunda novela, “The cambodian book of the dead” que saldrá a la luz en junio de 2013 con Exhibit A en los Estados Unidos y Reino Unido. Estoy escribiendo el texto para un libro de fotografías del fotógrafo Hans Kemp llamado Burmese Light que estará a la venta en primavera de 2013. Para este trabajo viajé durante un mes a algunos de los lugares más remotos e inaccesibles de Myanmar.

 

Espero pasar el resto de mi vida viajando “camino al infierno”.

 

Para saber más acerca de Tom Vater puedes visitar su web: www.tomvater.com